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Algo que tengo claro en la vida es que luchar sin descanso logra efectos favorables. Costó horrores que se abriera, tanto física como emocionalmente, a pesar del tiempo que nos conocemos. Finalmente, la insistencia ha sido la clave para que se entregara al proyecto. Una persona que podría haberse rendido cientos de veces, pero ha plantado los pies en el suelo y se ha negado a abandonar. No existe mejor manera de explicar lo que pretendo hacer con este proyecto que ver cómo la pintura y la historia que la envuelve se entremezclan. No puedo seguir hablando si hay imágenes que lo explican.

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“Elegimos los pétalos por inspiración al tatuaje que llevaba en la espalda. Han pasado muchas cosas en mi vida y la idea me gustó al instante: pétalos azules cayendo por la espalda bajo un fondo negro. Me sentí muy identificada con lo que me había propuesto, y en cómo resultaba. Era como yo quería que fueran las cosas: La vida abriéndose paso. Nos conocemos de hace mucho tiempo y sabía que buscaba algo así; los contrastes y la fuerza de los colores, pero frágil como los pétalos frente a tantos problemas como un fondo en negro. Me he reinventado tantas veces que he perdido la cuenta, y eso es lo que decía mi espalda.  Sobre todo lo demás tengo poco que decir, fue rodado, no nos habíamos conocido en situaciones parecidas y todo fue increíblemente sencillo. El resumen es que empecé con ciertas reticencias para acabar totalmente encantada del proyecto, y queriendo meterme en todos los siguientes. De lo único que me puedo arrepentir, es de no haberle hecho caso desde el principio y haberme pintado todo el cuerpo; pasando del frío del principio consiguió que estuviera a gusto a pesar de estar medio desnuda en invierno. Y eso dice más del fotógrafo que de la foto. Volveré a participar, tantas veces como quiera.”

© 2018 by KAINER

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